27 de febrero de 2009

La extraña pareja - Ismael Serrano (con Lichis)



Eran conocidos en las calles de barrio
Conocidos en todos los bares y tabernas
Él tan serio y tan alto, tan pálido y delgado
Ella morena y frágil, tan graciosa y pequeña...

Él rondaba más o menos los cincuenta
y ella debía tener no más de veinticuatro
Él daba clases (creo) en alguna academia
y ella estudiaba (creo) un curso de italiano

Bebían y se amaban, o eso parecía
Discutían a veces, a veces sonreían
Se besaban y odiaban, pero nadie es perfecto
el amor es dificil y extraño en estos tiempos

La noche debilita los corazones
Noches de funeral, de vino y rosas
Brindemos por el amor y sus fracasos
Quizá podamos escoger nuestra derrota
El sol limpia las calles, la memoria
y feroces pasiones atenúa
Invéntate el final de cada historia
que el amor es eterno mientras dura.

Él entró una noche en el bar de constumbre
Iba vestido todo de riguroso luto
Venía borracho y solo, traía el gesto serio
y entre las manos una corona de difuntos

Ella le había dejado, nos explicó sereno
y había decidido considerarla muerta
y brindar por su olvido y su descanso eterno
y celebrar su entierro de taberna en taberna

Así que allá nos fuimos y para qué contaros
vasos, vinos y risas, alguna vomitona
abrazos de amistad, eterna aquella noche
requiescat y brindemos, por ella y su memoria

La noche debilita los corazones
Noches de funeral, de vino y rosas
Brindemos por el amor y sus fracasos
Quizá podamos escoger nuestra derrota
El sol quema las calles, la memoria
y feroces pasiones atenúa
Invéntate el final de cada historia
que el amor es eterno mientras dura.

Al salir del Almendro iba ya muy borracho
Se calló en el asfalto y me incliné a su lado
Supe que estaba muriéndose de golpe
Dijo algo en mi oído, se deshizo en mis brazos

Se lo llevó la ambulancia con su corona y todo
y yo me fui a cumplir con su encargo maldito
Llegué hasta el bar que él me habia indicado
y busqué a la muchacha entre el humo y el ruido

Por fin la ví, bailaba muy despacio
refugiada en el cálido pecho de un muchacho
la conté y me escuchó, se abrazó a su pareja
yo no sé si lloró, no se veía pena

La noche debilita los corazones
Noches de funeral, de vino y rosas
Brindemos por el amor y sus fracasos
Quizá podamos escoger nuestra derrota
El sol quema las calles, la memoria
y feroces pasiones atenúa
Invéntate el final de cada historia
que el amor es eterno mientras dura.

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