23 de marzo de 2010

No hierve tu sangre - Platero y tú



Ahora se le le salta a uno la risa cuando recuerda a Fito cantando esta canción...




Chico cambia de nariz
yo te ayudaré a triunfar,
saldrás en TV
y hasta en Radio Nacional.
Ahora canto esta canción
"tralará, lorí, lorá"
no es muy buena, ya lo sé,
pero se puede vender.
Siempre te ha gustado más
el cuero que el rock'n roll
y salir a vacilar
que escribir una canción.
A ese chico has engañado
con tu foto en su pared
y has cortado el bacalao
antes de tirar la red.
No importa
que mientas
que engañes,
que no sientas
nada
por el rock'n roll.
Tú te creer que yo te envidio por sonar
en los 40
pero no me das ni asco,
ahora sólo me das pena;
tanta foto, tanta pose,
tanta tanta tonteria,
cuélgate una piedra al cuello y ahora
tírate a la ría.

17 de marzo de 2010

El principito y el rey



Se encontraba en la región de los asteroides 325, 326, 327, 328, 329 y 330. Empezó entonces por visitarlos para buscar en ellos una ocupación y para instruirse.

El primero estaba habitado por un rey. El rey estaba instalado, vestido de púrpura y armiño, sobre un trono muy simple y sin embargo majestuoso.

- Ah! He aquí un súbdito, - exclamó el rey cuando divisó al principito.

Y el principito se preguntó: "Cómo puede reconocerme si nunca me ha visto antes !"

No sabía que, para los reyes, el mundo está muy simplificado. Todos los hombres son súbditos.

- Acércate para que te vea mejor - le dijo el rey, que estaba muy orgulloso de ser rey para alguien.

El principito buscó con los ojos dónde sentarse, pero el planeta estaba todo cubierto por el magnífico manto de armiño. Permaneció entonces de pie, y como estaba cansado bostezó.

- Es contrario a la etiqueta bostezar en presencia de un rey - le dijo el monarca. Te lo prohíbo.

- No puedo evitarlo - respondió el principito muy confundido. - Hice un largo viaje y no he dormido...

- Entonces - le dijo el rey - te ordeno bostezar. No he visto a nadie bostezar desde hace años. Los bostezos son para mí una rareza. Vamos! bosteza de nuevo. Es una orden.

- Me siento intimidado... ya no puedo... - dijo el principito todo colorado.

- Hum! Hum! - respondió el rey. - Entonces te... te ordeno bostezar unas veces y otras veces...

Balbuceaba un poco y parecía incómodo.

Porque el rey cuidaba especialmente que su autoridad fuera respetada. No toleraba la desobediencia. Era un monarca absoluto. Pero, como era muy bueno, impartía órdenes razonables.

"Si yo ordenara – decía habitualmente - si yo ordenara a un general convertirse en ave marina, y si el general no obedeciera, no sería la culpa del general. Sería mi culpa."

- Me puedo sentar ? - inquirió tímidamente el principito.

- Te ordeno que te sientes - le respondió el rey, que recogió majestuosamente un faldón de su manto de armiño.

Pero el principito estaba extrañado. El planeta era minúsculo. Sobre qué podía reinar el rey ?

- Majestad – le dijo... – le pido disculpas por interrogarlo...

- Te ordeno interrogarme – se apresuró a decir el rey.

- Majestad... sobre qué reina usted ?

- Sobre todo – respondió el rey, con una gran simplicidad.

- Sobre todo ?

El rey con un gesto discreto señaló su planeta, los otros planetas y las estrellas.

- Sobre todo eso ? – dijo el principito.

- Sobre todo eso... - respondió el rey.

Porque no sólo era un monarca absoluto sino que era un monarca universal.

- Y las estrellas le obedecen ?

- Por supuesto – le dijo el rey. – Obedecen enseguida. No tolero la indisciplina.

Semejante poder maravilló al principito. Si él mismo lo hubiera tenido, habría podido asistir, no a cuarenta y cuatro, sino a setenta y dos, o incluso a cien, o incluso a doscientas puestas de sol en el mismo día, sin tener que correr nunca su silla ! Y como se sentía un poco triste por el recuerdo de su pequeño planeta abandonado, se atrevió a solicitar una gracia al rey:

- Quisiera ver una puesta de sol... Tenga la bondad... Ordénele al sol ocultarse...

- Si ordenara a un general volar de una flor a otra como una mariposa, o escribir una tragedia, o convertirse en ave marina, y si el general no ejecutara la orden recibida, quién estaría en falta, él o yo ?

- Sería usted - dijo con firmeza el principito.

- Exacto. Debe exigirse de cada uno lo que cada uno puede dar - prosiguió el rey. - La autoridad se fundamenta en primer lugar en la razón. Si ordenas a tu pueblo que se tire al mar, hará la revolución. Yo tengo el derecho de exigir obediencia porque mis órdenes son razonables.

- Y mi puesta de sol ? - recordó el principito, que nunca olvidaba una pregunta una vez que la había formulado.

- Tu puesta de sol, la tendrás. Yo la exigiré. Pero esperaré, con mi ciencia de gobernante, que las condiciones sean favorables.

- Cuándo será eso ? - se informó el principito.

- Hem! hem! – le respondió el rey, que consultó primero un gran calendario, - hem! hem! será a eso de... a eso de... será esta tarde a eso de las siete horas cuarenta ! Y ya verás cómo soy obedecido.

El principito bostezó. Echaba de menos su puesta de sol fallida. Y además ya se aburría un poco:

- No tengo más nada que hacer acá - le dijo al rey. - Voy a seguir viaje !

- No te vayas - respondió el rey, que estaba tan orgulloso de tener un súbdito. - No te vayas, te hago ministro !

- Ministro de qué ?

- De... de justicia !

- Pero no hay nadie para juzgar !

- No se sabe - le dijo el rey. - No di todavía la vuelta a mi reino. Soy muy viejo, no tengo lugar para una carroza y me cansa caminar.

- Oh! Pero yo ya vi - dijo el principito, que se inclinó para dar otro vistazo del otro lado del planeta. - No hay nadie allá tampoco...

- Te juzgarás entonces a ti mismo - le respondió el rey. - Es lo más difícil. Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar al prójimo. Si logras juzgarte correctamente, es que eres un verdadero sabio.

- Yo - dijo el principito - me puedo juzgar a mí mismo en cualquier lado. No necesito vivir aquí.

- Hem! hem! – dijo el rey – creo que en algún lugar de mi planeta hay una vieja rata. La escucho por la noche. Podrás juzgar a esa vieja rata. La condenarás a muerte de vez en cuando. Así su vida dependerá de tu justicia. Pero la indultarás en cada ocasión para economizarla. No hay más que una.

- A mí – respondió el principito – no me gusta condenar a muerte, y creo que efectivamente me voy.

- No - dijo el rey.

Pero el principito, habiendo terminado sus preparativos, no quiso afligir al viejo monarca:

- Si Vuestra Majestad quisiera ser obedecida puntualmente, me podría dar una orden razonable. Podría ordenarme, por ejemplo, partir antes de un minuto. Me parece que las condiciones son favorables...

Como el rey no respondía nada, el principito titubeó primero y luego, con un suspiro, emprendió la partida.

- Te hago mi embajador - se apresuró a gritar el rey.

Tenía un gran aspecto de autoridad.

Los adultos son muy extraños, se dijo a sí mismo el principito durante su viaje.

16 de marzo de 2010

Utopías - Mario Benedetti



Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías

cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza

cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea

cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada

cómo voy a creer / dijo el fulano
que tu cuerpo / mengana
no es algo más de lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer / mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro

cómo voy a creer / dijo el fulano
que la útopia ya no existe
si vos / mengana dulce
osada / eterna
si vos / sos mi utopía.

Mario Benedetti.................

Te quiero, Sara

6 de marzo de 2010

El muerto vivo - Peret



Y no estaba muerto, no, no

Estaba tomando pintas...




A mi amigo Blanco Herrera
Le pagaron su salario
y sin pensarlo dos veces
salió para malgastarlo
Una semana de juerga
y perdió el conocimiento
Como no volvió a su casa
todos le dieron por muerto

Y no estaba muerto no, no
Y no estaba muerto no, no
Y no estaba muerto no, no
Que estaba tomando cañas

Y no estaba muerto no no
Y no estaba muerto no no
Y no estaba muerto no no
Chiviri cuchiviri chiviri

Pero al cabo de unos días
de haber desaparecido
encontraron a uno muerto
un muerto muy parecido
Le hicieron un gran velorio
le rezaron la novena
le perdonaron sus deudas
y le enterraron con pena

Y no estaba muerto no, no
Y no estaba muerto no, no
Y no estaba muerto no, no
Que estaba tomando cañas

Y no estaba muerto no no
Y no estaba muerto no no
Y no estaba muerto no no
Chiviri cuchiviri chiviri

Pero un día se apareció
lleno de vida y contento
diciendole a todo el mundo
¡Ey, se equivocaron de muerto!
Qué lio el que se formó
esto si que es puro cuento
Su mujer ya no lo quiere
no quiere vivir con muertos

No estaba muerto, estaba de parranda...

3 de marzo de 2010

Nube negra - Joaquín Sabina



Ya iba siendo hora de hacer caso a la masa, romper este largo silencio y actualizar mi pobre blog, después de casi un mes de "vacaciones"

No corren buenos tiempos para "me lo dijo mi primo". Primero el ataque de los bisbalianos furiosos, luego me quitan el contador, no sé qué pasa con goear que algunas canciones no se pueden escuchar, hoy le ha dado por fallar a la página de blogger... A todo eso hay que sumarle la aparición de tublogdeapple.com que es el primero (que yo sepa) que tiene enlace con el mío. Me ha sorprendido gratamente, pero hace que mi humilde página quede a la altura del betún.
En fin, que a lo mejor para una reaparición como esta no es lo más indicado, pero hoy voy a tirar de comodín y voy a poner a Sabina. Intentaré no volver a dejar pasar tanto tiempo sin actualizar y ponerme algún día a reponer todos los videos que ya no existen y los mp3s que no se pueden escuchar.
Gracias por seguir ahí.



Cuando busco el verano en un sueño vacío,
cuando te quema el frío si me coges la mano,
cuando la luz cansada tiene sombras de ayer,
cuando el amanecer es otra noche helada,

cuando juego mi muerte al verso que no escribo,
cuando sólo recibo noticias de la muerte,
cuando corta la espada de lo que ya no existe,
cuando deshojo el triste racimo de la nada.

Sólo puedo pedirte que me esperes
al otro lado de la nube negra,
allá donde no quedan mercaderes
que venden soledades de ginebra.

Al otro lado de los apagones,
al otro lado de la luna en quiebra,
allá donde se escriben las canciones
con humo blanco de la nube negra.

Cuando siento piedad por sentir lo que siento,
cuando no sopla el viento en ninguna ciudad,
cuando ya no se ama ni lo que se celebra,
cuando la nube negra se acomoda en mi cama,

cuando despierto y voto por el miedo de hoy,
cuando soy lo que soy en un espejo roto,
cuando cierro la casa porque me siento herido,
cuando es tiempo perdido preguntarme qué pasa.

Sólo puedo pedirte que me esperes
al otro lado de la nube negra,
allá donde no quedan mercaderes
que venden soledades de ginebra.

Al otro lado de los apagones,
al otro lado de la luna en quiebra,
allá donde se escriben las canciones
con humo blanco de la nube negra.